La celebración de Binacional se ha hecho una marca registrada. Antes de quitarse el polo o besarse el dedo donde se lleva el aro de matrimonio, saben que todos o al menos los que estén más cerca deben unirse en un abrazo, arrodillarse, levantar los brazos apuntando al cielo, cerrar los ojos y gritar: Gracias, Dios mío.

Es el sello que tiene este equipo desde que ascendió al fútbol profesional. Nació en la cabeza de Víctor Balta. La idea fue asimilada por sus compañeros y se ha convertido en un sello característico que se ha heredado a los demás equipos del Poderoso del Sur: reserva y divisiones menores.

Este equipo es creyente y, quizá por esa condición, la buena vibra le sonríe. El año pasado, en su debut como profesional clasificó a un torneo internacional (Sudamericana) y esta temporada ya tiene asegurado un cupo en la Libertadores 2020.

Pero como dicta el cristianismo, los milagros son producto del sacrificio, del esfuerzo y hasta del sufrimiento. Al final todo tiene recompensa.

El rezar, el agradecer a Dios, se ha ganado un lugar en el fútbol y es que los futbolistas no lo hacen para ganar, eso sería muy banal, sino para pedir que ni ellos ni sus rivales se lesionen, y que la rivalidad termine con el pitazo final.

Dato

En el pecho de la camiseta llevan la imagen de la Virgen de la Candelaria, patrona de Puno.

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