La selección de Perú tendrá que esperar más de 44 años para repetir la conquista de 1975, no importa. Llegar a la final de la edición de Brasil 2019 ha reforzado la confianza en el futuro que comenzó a tomar forma con la clasificación al Mundial de Rusia.

Motivos hay de sobra para celebrar, pese a caer por 3-1 en el estadio Maracaná 15 días después de haber sido vapuleado 0-5 por el mismo rival en el cierre de la fase de grupos. ¿Otra razón? El entrenador argentino Ricardo Gareca ha garantizado públicamente que cumplirá su contrato con un país que, según él, le ha dado todo.

En la Copa América de Brasil comenzó oficialmente la era del portugués Carlos Queiroz en el banquillo de Colombia. Y los resultados han disipado la nostalgia que dejó la partida del argentino José Pekerman.

El equipo cafetero fue el único que avanzó a los cuartos de final con pleno de tres victorias, y sin encajar un solo gol. Tras igualar sin goles en tiempo reglamentario cayó por 5-4 en tanda de penaltis. En suma, se fue invicto e imbatido.

Decepciones y dudas en Chile y Uruguay, que llegaron con ambiciones mayores.

La Roja, campeona de las ediciones de 2015 y 2016, debió conformarse con un cuarto puesto con sabor a nada y, peor aún, sufrir de Perú una goleada por 3-0 en el llamado Clásico del Pacífico, un resultado que no se veía hace 70 años.

La Celeste del profesor Oscar Washington Tabárez también fue víctima de la Bicolor peruana en tanda de penaltis de cuartos de final. Un cobro de Luis Suárez detenido por Pedro Gallese bastó para poner al equipo de regreso a Montevideo.

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