Estados Unidos se coronó bicampeón mundial de fútbol femenino tras vencer ayer 2-0 a Holanda en el Parc Olympique Lyonnais, o Parque Olímpico de Lyon, ante más de 59 mil espectadores.

De esta manera las americanas capitaneadas por la eterna goleadora Alex Morgan sumaron su cuarto título mundial: 1991, 1999, 2015 y 2019.

Para llegar a la final tuvieron que superar verdaderos escollos. En la Fase de Grupos vencieron 2-0 a Suecia, 3-0 a Chile y 13-0 a Tailandia.

Lo duro se vino en octavos de final donde se midieron con una de las favoritas para campeonar: España, pero la sacaron del torneo ganando 2-1.

Luego, en cuartos, tuvieron al frente al anfitrión Francia que había programado el mundial para ganarlo. También lo eliminaron, se impusieron 2-1.

En semifinal les tocó otro titán del fútbol femenino, Inglaterra, al que superaron dramáticamente 2-1.

Y en la final se vieron cara a cara nada menos que con Holanda, una potencia emergente, y se impusieron 2-0 con tantos de Megan Rapinoe (61’, penal) y Rose Lavelle (69’).

Este título ha causado conmoción en todos los ámbitos de la sociedad estadounidense y en el fútbol femenino mundial. La selección de Estados Unidos emprendió una lucha frontal contra la desigualdad de condiciones entre el fútbol femenil y el de varones.

Su referente Alex Morgan ha sido crítica con la política de su federación y ha exigido a todos los niveles de su sociedad que se disminuya la brecha salarial entre lo que ganan los hombres y las mujeres.

Esta lucha por la igualdad de derechos y oportunidades se basa en actos discriminatorios a nivel internacional. Por ejemplo el año pasado en la Copa Libertadores de Fútbol Femenino campeonó el club Atlético Huila, pero el premio de 55 mil dólares que otorgó la Confederación Sudamericana de Fútbol fue destinado por el club colombiano a su plantel profesional masculino.

Aún hay más, el premio por ganar la Libertadores femenil es de 55 mil dólares, pero en varones la cifra llega a los 6 millones 575 mil dólares; es decir la diferencia es de 119 veces más lo que perciben los hombres.

Pero no todo se centra en el aspecto económico, también en las condiciones de trabajo. Hace unas semanas la portera de la selección peruana que participará en los Juegos Panamericanos denunció que mientras a ellas solo se les daban agua en los entrenamientos, a los preseleccionados de la sub-17 de varones se les preparó un desayuno, les daban fruta luego de las prácticas y tomaban rehidratantes.

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